La historiadora Marcela Ternavasio aseveró que Manuel Belgrano, al crear la bandera argentina en 1812, “no imaginó que se convertiría décadas después en el emblema de una nación” y explicó que la conmemoración de este símbolo patrio como efeméride nacional se dio más de un siglo después de su creación, gracias a que Bartolomé Mitre recuperó la obra del prócer, al celebrarse hoy el Día de la Bandera.
Ternavasio, que investiga sobre política, historia y cultura en Iberoamérica en el siglo XIX en el Instituto de Estudios Críticos en Humanidades (IECH, CONICET – UNR), comentó que Belgrano no previó las consecuencias que tendría la creación de la bandera celeste y blanca a orillas del río Paraná, en el pequeño poblado de Rosario, el 27 de febrero de 1812.
“Él ordena izar y jurar esa bandera que por supuesto no imaginó que se convertiría décadas después en el emblema de una nación argentina tal como hoy la conocemos. En ese entonces, era un emblema patriótico para insuflar entusiasmo entre los soldados en torno a la causa revolucionaria y, fundamentalmente, para tener un distintivo de los diversos ejércitos que se enfrentaban en el campo de batalla”, señaló la historiadora.
Belgrano murió el 20 de junio de 1820 como creador de la bandera nacional, pero la incorporación de esta fecha como efeméride nacional se dio más de un siglo después, en 1938.
Para ese entonces, hacía mucho tiempo que la figura de Belgrano estaba consagrada en el panteón de héroes de la patria pero fue Bartolomé Mitre, en su libro “La Historia de Belgrano y de la Independencia Argentina”, “el responsable de cristalizar la narrativa fundacional y el mito de los orígenes de la Revolución Argentina, colocando en el centro de ese mito a Manuel Belgrano y otorgándole un lugar primordial a la bandera”, aseveró Ternavasio.
El homenaje a Belgrano llegó recién al año siguiente de su muerte, en julio de 1821, cuando se organizaron los homenajes fúnebres, con un ostentoso ceremonial, con la participación de batallones militares, con misa en la Catedral, y una numerosa concurrencia.
“Se podría decir, que es en ese tardío funeral donde comienza a construirse muy gradualmente la memoria del prócer como el creador de la bandera. El mito de Belgrano como creador de la bandera surge más tarde, y se instala décadas después la idea de Rosario como cuna de la bandera”, afirmó la investigadora
Por último, Tervasio explicó que la Revolución de 1810, cuando Belgrano tenía 40 años, fue un punto de inflexión para su vida.
“El punto de inflexión que tienen en la vida de Belgrano, como en la de todos sus compañeros de ruta, los hechos de revolucionarios es fundamental para entender el rol que pasó ocupar a partir de allí”, aseveró Tervasio y recordó que en el primer gobierno patrio la Primera Junta no lo colocó a Belgrano en el lugar del político de la nueva gestión revolucionaria, sino que lo desplazaron hacia el nuevo rol de comandar ejércitos.